jueves, 30 de septiembre de 2010

Sueños de madrugada

Estoy en medio de la calle, en una ciudad que me resulta familiar. Podría decir que conozco esta ciudad desde siempre, todas sus calles, sus callejones, sus parques, sus edificios. Aunque nunca antes la había visto.
La madrugada está acabando, creando una atmósfera irreal, bañándome en una ténue luz, una penumbra que me acoge con un abrazo.
Soy un espíritu libre que corre descalzo por el asfalto de las carreteras, que siente el rocío del césped en sus pies. Todo el mundo duerme en sus casas y las calles duermen vacías. La ciudad me pertenece.
Corro a través de avenidas desiertas, escapando del amanecer. Cuando éste llegue, desapareceré, perderé mi reino de madrugada, así que ahora corro, salto, vuelo a través de la ciudad, como si no hubiese mañana. No necesito nada, no necesito comer, no necesito zapatos.
Solo necesito correr.