lunes, 31 de marzo de 2014

Un atardecer con vistas

Juntos contemplamos el cielo anaranjado desde tu ventana. Por debajo, en la carretera, miles de personas siguen escribiendo su historia, sin siquiera reparar en ello, indeferentes los unos a los otros, ajenos a nuestras reflexiones.

Brindamos con vino por nuestra vida, porque, aunque nunca la imaginamos exactamente así, nunca fuimos desagradecidos.

Tu ya tienes un niño precioso, lleno de vida, con ojos de un azul tan profundo como los de su madre, como el azul de nuestro mar, como el azul de nuestros cielos de verano. Yo vivo lejos de nuestra infancia, quizá por eso vuelvo a ella cuando vuelvo a nuestras calles, cuando te veo de nuevo. Para mi siempre fuiste un hermano.

Yo pagaré este vino, porque este atardecer con vistas es impagable. Brindemos pues, hermano, por nuestra historia, por el pasado y por el futuro.

Mientras la noche cae, por debajo de tu ventana, en la carretera, miles de personas siguen escribiendo su historia.