Tantos viajes que soñar, tantos aeropuertos fríos que salvar, tantos aviones incómodos para bostezar, tantas calles iluminadas y oscuras, vacías y llenas, madrugadoras y nocturnas, céntricas y periféricas, bares, antros, restaurantes elegantes, tantos vinos, licores dulces, tragos amargos, agua fresca...
Tantos sofás para salvar una noche, colchones en el suelo, camas que crujen y sacos en el campo. Tantas caras que van y vienen, que asustan, que ríen, que nos salvan...
Escalones, cuestas, playas de arena, hierba hasta las rodillas, regiones, fronteras, viejas y nuevas, países, banderas, acentos, músicas y bailes...
La lista que nunca acaba, la lista infinita, la rueda que gira, la vida que siente.